‘’Querido diario,
Han pasado semanas desde que no escribo, pero tampoco te
creas, no hay mucho que contar. Es más, no sé el por qué de estar aquí
escribiendo, si total, me pegaría escribiendo todo el rato de los tres tontos
de turno que se meten conmigo en el recreo.
Vamos, lo de siempre, querido diario. Y también sabes lo mal que lo pasé
hará un año, cuando mi madre murió. Sí,
hoy hace ya un año. La casa huele a
rosas, su olor favorito.
Sí, también la recuerdo en el jardín, junto a los setos, a
las rosas, leyendo o simplemente observándolas con detalle u oliéndolas.
Sabes de sobra la razón por la que empecé a escribir también,
que fue una promesa. Sí, cosas de ‘amigas’
para saber de las demás. Menuda tontería.
Pero ya ves, al menos marco estas palabras en ti, que serás
lo único que me recuerde y se acuerde de toda mi vida, aunque ahora mismo, no
te esté llenando de información, sino, dando un leve repaso…
Qué asco de casa.
Hace unos días, mi padre, me obligó a hacerle la comida
porque estaba en el salón con los amigos viendo un puñetero partido de futbol.
¿Te lo puedes creer? Y luego, yo era la vaga de la casa. Me parece increíble…
Querido diario, te parecerá algo triste, pero desde que mi
madre se fue, te he tratado como si fueras ella. Lo siento, pero ella está ante
todo, y esto, va para madre.
Para la persona más fuerte, más increíble, más poderosa y
grandiosa. La que más ha aguantado y la que más me ha ayudado en todos estos
años. De verdad, ella lo fue, lo es y será siempre, todo.
Hijo de puta es mi padre, mula de desgracias. Cargado siempre
de mierda y de más mierda…
¿Sabes? Mamá, todo podría haber sido distinto.
No tendrías que haberte escondido días en casa, sin poder
ver las malditas rosas del jardín. No tendrías que haber aguantado cada caída
ni cada mísero resbalón. Pero, sí,
gracias a esto, más me uní a ti.
Mientras ‘papá’ se
quedaba toda la casa para él, nosotras nos bastábamos de mi cuarto. Donde
pasamos tantas noches y días y tardes y amanecidas… Éramos las más fuertes del
reino. Vale, no podríamos tener todo el poder, pero nos teníamos la una a la
otra.
Mamá, no te lo dije, pero eras lo único que necesitaba. A ti.
Bueno, no puedo llegar y coger tantas hojitas de esta
pequeña libreta, que encima, es enana, para sacar toda esta… caca.
Éste es mi último año, y sí, he sacado todo con buenas
notas. Estoy en escasos exámenes finales, pero me los he ido sacando día tras
día. Seguro que estás muy orgullosa de mí. Lo sé. Lo veo en aquellos ojos que
me arropaban.
Dios, lo siento otra vez, pero, de verdad, perdóname.
Perdona el no haberte dicho todo esto antes. Perdóname, en serio.
Aunque yo nunca te traté mal. Ni pensé en hacerlo. Y quien lo hizo, así se quedará, sólo.
Bien, acá me tienes. ¿Qué más decirte? Ah, ¿recuerdas a aquel chico del que te
hablaba tanto?
Pues sí, voy a ir a verle.
Gracias a todo lo que me dijiste, a cada palabra que me
decías sobre él. Sobre lo que te parecía, sobre lo que tenía que hacer por las
personas que me importaban. Pues sí, voy a ir a por él. Porque no hay nada más
que quiera hacer ahora.
Y en nada es mi cumple, mira tú por dónde… queda una
semana.
Mi último cumpleaños, fue... bueno, aquello no fue ni un
cumple, todavía seguía llorando por ti. Qué
diantres, aun lo sigo haciendo. Y perdón nuevamente, sé que no lo quieres así. Eso sí, me voy controlando mejor.
Y
joder, también siento aquella semana que tuve que perder de clase, aunque juro la recuperé perfectamente.
Relájate,
todo saldrá bien.
Y ala…
papá está gritando otra vez. No pienso hacerle caso. En cuanto sea mi
cumpleaños, terminaré el curso en casa de una amiga. No lo aguanto, mamá… Soy
incapaz de mirarle a la cara... Cada vez que intento aguantar la mirada, veo
como te cogía y te…
Pensar que hoy no estás aquí conmigo, por él,
me hace maquinar cada noche, miles y miles de formas de matarle. Y sí, sigo diciendo que lo que hiciste era de cobarde. Pero comprendo el que no pudieras aguantar más...
Cuando
encontraron tu cuerpo en la bañera, mi mente explotó, y ¿qué hizo papá? Echar
unas malditas lágrimas delante de los polis y santas pascuas.
Qué asco
de hombre.
Ahora
sí que me voy… no te lo he contado, pero tengo un ojo morado.
No, no
fue papá, pero oye, de muchas me he librado ya.
Me
pegaron a la salida del instituto, diciendo que yo había chivado a la profesora
de unas chuletas. No te preocupes, se fueron algunos con dos o tres moretones.
Sí, soy
fuerte, sé manejármelas por este mundillo de caca. Y más desde que no estás.
Bueno,
chao chao, mamá. ‘’